El determinismo no es innovador (Bas, 2014), la innovación no puede desarrollarse con una visión determinista, sino que necesita más bien de un espacio abierto, flexible y múltiple. Innovar y anticipar el futuro implican el deseo y la voluntad para cambiar el orden presente y llevarlo a un estado por el momento desconocido. De Jouvenel (1966) nos dice que una fantasía deja de serlo cuando actuamos con voluntad y poder para llevarla tiempo más tarde hacia la realidad. Massini (1992) nos habla de la necesidad de entremezclar conocimiento, imaginación y voluntad; sobre todo cuando muchas veces nuestros conocimientos no corresponden y hasta entran en contradicción con nuestros deseos sobre el futuro: ¿debemos generar la competencia para olvidar lo que sabemos y que puede entrar en contradicción con lo que queremos con relación al futuro?: Es necesario poner en tela de juicio la validez futura de nuestros conocimientos actuales con respecto a la necesidad de un cambio (B. de Jouvenel, 1966). De ahí la contraposición de la palabra conjeturar frente a la de conocimiento, más aún cuando se trata del futuro o de imaginar cosas que nunca han existido. Por lo tanto, está también la necesidad de hacerse las preguntas correctas, lo cual implica desarrollar una competencia ligada a la capacidad para hacer el mayor número de preguntas posibles.